RosariARTE. Liliana Zabalúa. Visión Artística.

Liliana Zabalúa

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El espectador quizás se pregunte que puede transmitir la pintura de un caballo, de una yegua y un potrillo o de una tropilla los cuales ejecuto en dos estilos muy definidos y diferentes a los cuales denomino los de la serie de "Los Caballos de la Tierra" que son los que vemos, los que tocamos, los que montamos, los que nos hacen sentir centauros. Y los de la serie de "Los Caballos del Cielo" que son los que imagino que están en algunos de esos paraísos que Dios tiene escondido. Yo creo que existe un cielo para cada especie animal.
Ya sabemos que la finalidad de los artistas en general es transmitir algo, no me refiero solamente a la rama de la plástica, sino de todas las disciplinas artísticas, música, danza, teatro, literatura etc. además de la interrelación que hay entre ellas.
Todos tenemos un compromiso social, en un determinado momento yo estuve confundida porque pensaba que la realidad de mi arte no era la misma que la que refleja la época que nos toca vivir. Pero mi pasión, mi inspiración nunca me llevó espontaneamente a representar guerra, miseria, discriminación, política etc. y todo lo dramático que tiene la vida cotidiana. Aunque respeto y admiro mucho a los artistas que lo hacen y aunque también como toda persona sensible me siento afectada por esta temática, cuando llega el momento de encontrarme con un soporte en blanco un impulso primario me lleva a trabajar con la figura de los animales y en contraposición a lo que me refería anteriormente es buscar en lo cotidiano para expresarme solo lo que me da o puede dar felicidad.
Esto me hizo llegar a la conclusión de que yo también tenía un compromiso social y con la naturaleza.
Social, porque en la medida de mis posibilidades es transmitir un goce estético, agotar todas las posibilidades técnicas y creativas para brindar al espectador un momento agradable. Revivir en los amantes de los caballos una sensación viva, las de estas figuras que dibujan el horizonte, que se encuentran en todos los campos y praderas del mundo y cuántos en nuestra larga y ancha Argentina. Que el espectador encuentre el recuerdo de algún caballo querido o sus años mozos como jinete. Despertarle también sentimientos y fantasías asia lo mitológico, musical y literario porque todo esto inspira la figura del caballo y todo esto es lo que busco incluir en una tela además de la forma y el color.
Y el compromiso con la naturaleza es transmitir el respeto asia ella, que en parte el espectador la encuentre en estas criaturas, la perfección de la creación y todo lo que a ella le debemos.
No abusarnos de los caballos y de ningún otro animal, que tenga la misma dignidad el que tira del carro del cartonero, el que espera la carrera en un box del hipódromo, el que va a dar todo lo posible en un partido de polo, el del hombre de campo. Que todos reciban cuidado, cariño, respeto y que cuando su vida útil se termine y sus días se apaguen tratar también en lo posible de brindarles una muerte digna.
Trato de expresar su mansedumbre en los ojos cuando los pinto, trato de decirles a los domadores que el método tradicional y agresivo fue el error de algunos de nuestros antepasados, que no cometieron ni los aborígenes ni los árabes con culturas milenarias y gracias a Dios en este momento se está difundiendo y aplicando el método de la doma racional y pasiva, y le agradezco a Martin Hardoy uno de los pioneros en la Argentina porque ya contamos con discípulos de el acá en la ciudad de Rosario y le agradezco también la dedicatoria que me escribió en su último libro.
Liliana Zabalúa