LO GROTESCO
Ciertos impulsos en el ser humano (la ambición, la audacia, la energía, el
vuelo de la imaginación, las violencias del orgullo, la sed de goces) lo
llevan a transgredir la naturaleza de su índole. Cuando no se cumple,
cuando se lo exagera o cuando se hace evidente la incongruencia de un
comportamiento, se cae en el grotesco. Lo que era canónico y visible,
necesario, se vuelve turbio, inconsistente, contingente...
Dogor
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"Dogor". Xil Buffone. 1990 |
Título de la obra "dogor"; tributo al vesre, juego de sílabas de la
palabra para ocultar al revés su real sentido: gordo.
Xil Buffone, propone
desde la técnica de la pintura y del collage, una desbordante camiseta
musculosa , que lucha hasta el límite por insertarse sobre la
regularidad del cuadro, invadiéndola casi en su totalidad, el resultado es
un torso amplificado de una enorme barriga, evidenciando el ombligo y los
pliegues rollizos de la piel; pese al esfuerzo no alcanza a cubrir las
axilas y genitalidad del robusto hombre, las vellosidades son estopas;
completa la configuración una paleta básica y saturada, y grises de color,
esbozadas con pinceladas gestuales...
Es el estallido de una rebelión contra el canon de belleza, evidenciando
nuestra idiosincrasia argentina, estética de lo grotesco.
Los fideos (5)
El público se disgregaba, pero se vinculaba con el escenario por una
pantalla transparente, corte matérico y continuidad visual para una
performance donde la escena tuvo como centro una
mesa servida.
Los tres personajes permanecían inmóviles en puntos equidistantes del
espacio. La acción dio comienzo cuando uno de ellos pone en funcionamiento
la cuerda de una vieja victrola, el disco de pasta con ruido a púa para la
versión de "
La donna é mobile" envolviendo la atmósfera,
brindis ideal para esta celebración. Acorde ambientación para una sátira
que remite a familia de inmigrantes italianos y a todasu cultura
macarrónica.
Los actores se lanzaron sobre
la olla humeante, que a la espera de
la ceremonia permanecía arriba de la mesa, ritual monólogo para gestuales
manos que dieron comienzo a la "gran comilona":
spaghetti con tuco.
La gula y la voracidad desbordaron más allá del límite, los vómitos y las
pastas que se deslizaban y embadurnaban a los cuerpos; el olor inundó
todos los recovecos de la sala.
La guerra de fideos continuó y esta vez el espectador experimentó la
provocación cuando le arrojaban parte del menú: el lugar del observador
cada vez menos neutral. El transparente que preservaba ese vínculo recibe
el impacto de los fideos y la superficie se vuelve difusa, ya que
rápidamente se va cubriendo por el chorreado rojo del tomate.
Acción grotesca, el rechazo y el desagrado, son ineludibles.