En el desolado banco duerme un niño acurrucado en su mundo vedado de
garabatos; paradigma de pobreza, desprotección, abandono, desencanto,
negación de futuro...
El galpón de Plástica es el escenario ideal para una propuesta de
Instalación. Ahí está el niño dormido sobre cartones en un banco de
plaza, vestido con su descolorido buzo, jean, una viejas zapatillas con
cordones desatados, y como única pertenencia una gran caja de "galletitas
Express" herméticamente cerrada ¿metáfora de pan? ¿Cómo saber qué sueños
esconde dentro de la misma? También está la cajita de golosinas vacía,
seguramente cargada de deseos, usada como monedero para
pedir; es un
hecho curioso: en el transcurrir de los días y gracias a la caridad de los
espectadores -¿o es culpa?- las monedas se van incrementando; confuso
episodio: ¿ficción? ¿realidad? Imagen hiperrealista que pone en evidencia
a las grandes áreas marginales de la sociedad urbana, y que en los noventa
habrá de ser una escena de la cotidianeidad:
los niños de la calle
(1). Anónimos "Juanito Laguna"..., para un arte finisecular.
El acontecer es la Bienal de la Creatividad "Rosario Imagina 1990",
convocatoria desarrollada entre el 23 y el 27 de mayo, donde participan
diferentes
disciplinas del arte, en los espacios de viejos galpones
del ferrocarril, en ese momento recién reciclados y ampliados para centro
de convenciones y exposiciones. El Patio de la Madera como sitio de
elección, fue producto de la búsqueda por fuera de los espacios
institucionales legitimados en ese momento.
El niño en la calle es una conflictiva problemática político-social, y en
la ficción creativa (en el contexto de la exposición) pasa a ser una
construcción estética, un texto (obra determinada por lo visual) que al ser
narrado deriva en un relato histórico. Es así que lo cotidiano relaciona la
vida individual con la historia, y la obra de arte, afirma Warburg, es un
símbolo social.
El objetivo de esta investigación es el rescate de la bienal como
acontecimiento histórico, pero además destacar las experiencias artísticas
como testimonio de un tiempo cultural.
Aby Warburg centra su atención en el
significado de las imágenes, a
partir de cuyo análisis se debería llegar a una interpretación cultural de
la forma artística, utilizando el método de comparar entre sí los
materiales iconográficos más variados y sobre todo los "carentes de valor
estético", con el empleo de imágenes como documentos históricos para la
reconstrucción general de la cultura de un período. (Calabrese, 1985: 26)