Cien años de arte moderno
¿Qué es ser moderno?
Pocos términos hay tan resbaladizos como "moderno". Es tan correcto
sostener que Leonardo da Vinci fue un protagonista activo del mundo
"moderno", como decir que lo fue Picasso, o que lo es Martin Creed. Si
moderno es lo reciente, lo nuevo, la actitud experimental de quien mira
hacia delante, entonces cada uno de estos emblemáticos artistas, cada cual
en su respectiva hora histórica, han sido o son "modernos".
Con la voz "moderno" sucede lo mismo que con el término "barroco". Uno y
otro pueden usarse para calificar cosas o momentos históricos diferentes y
aún así usarse con precisión semántica
(1). Si moderno es lo nuevo, lo que
está sucediendo o acaba de suceder, es lógico que hayamos adjetivado de
"moderna" a aquella Europa que en el 1400 estrenaba una cultura nueva, que
renovaba de tal modo el rostro de la vieja Europa, que bien denominamos:
moderna. Así pues podemos sostener que Leonardo fue uno de los
protagonistas de ese tiempo de novedad tras novedad que dio su perfil a lo
que hoy llamamos Edad Moderna, época en la que se ingresa en la Modernidad.
Allí en el tan pretérito siglo XV.
Nacida la Edad Moderna bajo la luz del progreso material e intelectual,
iluminada por la razón, por nuevas tecnologías, por un nuevo mapa
geopolítico, por una nueva concepción del hombre y del cosmos, por una
nueva economía y una nueva moral, es lógico que nos refiramos a ella como
moderna ya que pocas veces antes se había consolidado en tan poco tiempo un
escenario semejante.
¿Pero como llamar entonces a los protagonistas de otro cambio igualmente
fundante, aquellos que hacia la segunda década del siglo XIX profundizaron
aún más aquella Modernidad y dieron lugar a la revolución industrial,
tecnológica, política, filosófica y científica en la que un cambio tras
otro cambio dieron a Occidente su nuevo perfil? También aquellos fueron
"modernos" y gestores de lo que convenimos en llamar "modernismo". Los
primeros modernos (los del 1400) construyeron aquella primera gesta de
modernización que "superaba" al pasado medieval, éstos modernos (los del
siglo XIX) consolidaban una misma confianza en el mañana, en el progreso
material, en la seguridad de las cosas. Profundizaron el programa de
Occidente, ahora a las puertas de un flamante siglo XX.
Moderno Leonardo, moderno Picasso...¿Moderno un artista conceptual como
Martin Creed, o acaso conviene que le llamemos posmoderno?
Si moderno es lo nuevo, lo reciente, lo que acontece (entendido como
adjetivo)...pues entonces podemos adjetivar como "modernos" aún a los
fenómenos o personas que protagonizan este mundo de hoy al que llamamos
sin embargo Posmoderno. (Pos-moderno porque se supone vivimos un paradigma
que ha dejado atrás o cuestionado al menos el paradigma de la Modernidad).
Llegamos así a un contrasentido: la Posmodernidad es moderna, porque acaece
ahora, porque es actual. Otra trampa del lenguaje: podríamos decir, sin
faltar a la verdad histórica, que en el 2005 celebramos el centenario del
nacimiento del arte moderno (de las vanguardias ), pero también podemos
decir que se celebraron cien años de arte moderno en 1520, al cumplirse el
centenario de la realización de la cúpula de Santa María del Fiore, la
catedral de Florencia, obra "moderna" de Brunelleschi, quien en 1420 dejaba
atrás las formas de la arquitectura medieval...pero ¡oh paradoja! se supone
fue el Abad Suger quien bautizó a la flamante Basílica de St. Denis (que
puede considerarse la primer joya de la arquitectura gótica medieval, como
portadora de formas "modernas" refiriéndose en ese caso a la ojiva
medieval . Claro St Denis luego de su reforma resultó "moderna" comparada
con su original alzado románico...Entonces Suger llama "modernas" a las
ojivas y Brunelleschi es un "moderno" por dejar de usarlas...¿Y si en la
misma Edad Media se acuña el término moderno...qué lugar le quedará a los
siglos que le siguen que instauran la Edad Moderna? Menudo lío.
Cien años de arte moderno
Pero sin retrotraerse tanto en el tiempo y en los laberintos semánticos de
la historia, convenimos que en el imaginario colectivo son los "tiempos
modernos" de los albores del siglo XX (aquellos que parodiaba Chaplin) los
que se relacionan con el espíritu moderno y el término "moderno", más que
las anteriores acepciones del mismo término. Para el gran público
seguramente es más fácil asociar con lo moderno a Picasso que a Leonardo.
Moderno es por cierto aquel vértigo de renovación, acción y actitud
experimental que se vivió en las últimas décadas del siglo XIX (como en las
anteriores) y que se consolidó (fundamentalmente en el arte) en 1905, cien
años atrás.
Un nuevo escenario se abría a las puertas del siglo XIX. En el término de
cincuenta años el espíritu positivista abre las puertas al nacimiento de la
litografía, la fotografía y más tarde el cine revolucionan el universo de
la imagen. La comunicación accede a un nuevo umbral con el telégrafo y el
teléfono. Las distancias se acortan con los motores, el tendido del
ferrocarril y del tren subterráneo. La energía y la luz eléctrica cambian
el mundo laboral, las hábitos, los nuevos inventos y las nuevas
perspectivas científicas y filosóficas alumbran una nueva percepción de la
realidad. En el arte, Romanticismo y Realismo dan lugar al empirismo
Impresionista.
¿Qué le siguió a aquel brote de modernismo que fue el Impresionismo? Pues
le siguieron instancias de dudas, vueltas atrás, cabildeos en torno al
desafío de un mañana incierto o la seguridad de un regreso a las fuentes
del clasicismo (léase prerafaelistas, simbolistas, nabís). Marshall Berman
nos aclara ciertamente el panorama cuando define: "
ser moderno es
encontrarnos en un medio ambiente que nos promete aventura, poder, alegría
crecimiento... transformación de nosotros mismos y del mundo y que al mismo
tiempo amenaza con destruir todo lo que tenemos, lo que sabemos, lo que
somos."
(2) . Su definición del
espíritu moderno nos muestra cómo en uno u otro tiempo de la historia ser
moderno significa confiar en lo nuevo, aún a expensas de las seguridades,
tradiciones y aprendizajes que esa novedad pueda arrasar consigo. No todos
los impresionistas siguieron adelante con lo que el movimiento pretendía -
Renoir atravesó su "período Ingresco", a Manet le costaba desprenderse del
negro, Degas y Toulouse Lautrec sintieron la tentación de apoyarse en una
temática que comunicara al espectador algo más que solamente efectos de luz
- mientras que Monet y Seurat se apoyaron en el Impresionismo más ortodoxo
conscientes de que llevándolo a su última expresión alcanzarían la novedad
que buscaban. En las últimas series de Monet y las últimas pinturas de
Seurat hallamos el germen de la abstracción. Fueron los modernos del
impresionismo.
Si en 1905 - el mismo año en que se enuncia la
Teoría de la Relatividad de Einstein y que Freud publica
"Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad" - se oyen las primeras voces
de Expresionismo
(3
) y de Fauvismo
(4) éstas
tuvieron su antecedente en otros dos abanderados de la generación anterior:
los precedieron los"gritos" proferidos por Munch y Van Gogh, mientras que
la planimetría, la intensidad y libertad cromática de los Fauve tenía como
antecedente a Gauguin. Los Post-Impresionistas tendían su mano al espíritu
moderno que, impelido por el universo de cambios que se abría en la
sociedad, en la ciencia, en la técnica, en la industria, sintieron el eco
de ese medio ambiente que les prometía poder, alegría
crecimiento...transformación de ellos mismos y del mundo y que al mismo
tiempo los amenazaba con destruir todo lo que tenían , lo que sabían, lo
que eran.
1905
Hace cien años irrumpían en las muestras y salones las pinturas
expresionistas y fauves y sólo dos años más tarde en 1907 Picasso -que
había asistido como Braque la muestra retrospectiva de Cèzanne - pintaría
sus "Señoritas de Avignon", nacía el cubismo. Claro interrumpían una
tradición occidental que se había iniciado en Europa con otro momento de
modernidad: aquel 1400 en el que se forjaba el molde artístico que habría
de dominar Europa, y mucho más allá de Europa a todos sus dominios
coloniales, colonias culturales también. . Vuelta a las fuentes. El
modernismo del siglo XX y sus vanguardias forjan un sentido de la belleza
nuevo, pero que comulga con el sentido de la belleza medieval - que en el
1400 había quedado "superado" - con el sentido de la belleza de los muchos
pueblos nativos americanos, con las estéticas africanas, polinesias,
orientales. . No es casual que Matisse, Marc y Picasso sintieran la misma
atracción por el Africa, por sus textiles, por la fuerza de sus tallas. No
es casual que a Gauguin lo imantara la virginidad de las islas del
Pacífico.
La Europa Moderna había coincidido en un solo rostro para la belleza: el
del realismo, el antropocentrismo, la narración, la representación, la
belleza entendida como orden, proporción y armonía; entendidas con
distintos tintes, pero siempre realismo, antropocentrismo, narración,
representación, orden, proporción y armonía al fin, y el soporte de la obra
entendido como cuadro o escultura de pedestal..
En 1905 en realidad no acontece nada "nuevo", la novedad en tal caso es el
permiso que se dio una generación para -cito nuevamente a Berman - dejarse
llevar por el fluido del medio ambiente positivista del comienzo del siglo
XX, y transformarse y transformar el arte aún a costas de dejar atrás todo
lo que sabían, tenían y eran.
Así lo hicieron Matisse, Vlaminck, Duffy, Rouault. Así lo hicieron Beckman,
Dix, Kokoshka, Kirchner, Nolde, Ensor, como los que adherirán a una y otra
tendencia. Así lo hacía el joven malagueño que pintaba mendigos parisinos
en azul y madonas y gente de circo en rosas, también por esos días y que
pintaría aquellas "señoritas" sólo dos años después (Pablo Picasso). Hoy
aquellas vanguardias que ya cumplen cien años tienen un cuño propio, pero
en aquellos años de efervescencia modernista " expresionismo2 era el
término genérico con el que - según Luis Felipe Noé - se distinguían las
nuevas corrientes estéticas que despuntaban con el siglo, las mismas que
rompieron con la figuración y dieron lugar a la independencia de la obra de
los moldes de la realidad fenoménica, conquista evidentemente moderna,
superada o postergada por nuevas conquistas posmodernas.
La herencia de 1905
Se equivocó la paloma decía Alberti en sus versos y se equivocó aquel
crítico que fustigó a los primeros Fauves al declarar a
"Donatello en medio de las fieras"
(5).
No estaban aquellos modernos en medio de las fieras,
estaban simplemente saliendo del sueño aterciopelado del realismo
(delicioso por cierto), del opio acariciante del arte narrativo (exquisito
por cierto), de la tiranía de la representación más o menos fidedigna de la
realidad fenoménica (con un legado igualmente invalorable por cierto), de
las leyes de la perspectiva y de los cuadros y esculturas que eran réplicas
más o menos exactas de la imagen de los fenómenos (agradecidos por
semejante herencia).
Pero el llamado de un nuevo mundo, nuevamente moderno, exigió un giro
artístico semejante al giro artístico que dejó atrás la estética medieval
para abrazar la Moderna. Modernos unos y otros. De estos últimos que
cantaron al vértigo modernista nos separa ya un siglo, ya no son modernos,
son parte del pasado. Paradojas de la lengua.
El presente nos despertará seguramente - con el arte de conceptos y con
las estéticas electrónicas no matéricas de hoy- de otro sueño: el dejar de
considerar que el arte debe ser un lienzo que se compra y que se vende, un
artefacto, y alcanzaremos también seguramente el umbral de un arte que sea
idea, símbolo, gesto, acción, imagen pura. Quizá sea ese el desafío de este
desteñido siglo XXI. Crisis posmoderna. Pastiches historicistas, arte de
superficie (al decir de Jameson) apropiaciones, réplicas de un pasado
moderno que floreció cien años atrás y se extinguió.
Notas:
- (1) Moderno denota: lo nuevo, lo último. Por haber introducido novedades
llamamos Edad Moderna a la que sigue la Edad Media. Modernismo a la actitud
de despertar de principios del siglo XX. Usamos moderno como adjetivo, y
tiempo y edad moderna como sustantivo. Como analiza Lucién Tapies en su
"Barroco", reconocemos el término como adjetivo como sinómino de complejo,
rebuscado, por lo que lo podemos rastrear por diferentes momentos de la
historia. También reconocemos un momento en el que ese barroco se consolida
e identifica como sustantivo: el Barroco del siglo XVII.
- (2) Marshal Berman, fragmento del ensayo "Brindis por la Modernidad".
Casullo, Nicolás y otros, "El debate Modernidad Posmodernidad", Ediciones
El cielo por Asalto. Buenos Aires.
- (3) 1º exposición de Dier Brücke en Dresde. Rouault (expresionismo francés)
pinta su Cabeza de Cristo.
- (4) Muestra de Derain, Vlaminck, Matisse.
- (5) En esa oportunidad la crítica acuña aquel histórico
"Donatello en medio de las fieras" (Fauves) refiriéndose a las "polémicas" y modernas obras de
estos artistas que rodeaban accidentalmente un bronce de Donatello
(paradójicamente un moderno del 1400...)
Moderno / Posmoderno
Ser "moderno" era tener un espíritu que se lanzaba hacia el mañana, era
búsqueda, era desafío, era confianza en el futuro y certeza de las bondades
del progreso. Hoy habitantes desconcertados e inciertos de este mundo
fragmentado, sin exterior ni interior - al decir de Jameson, un mundo de
superficie - un mundo en el que la innovación es el pastiche histórico, la
apropiación del pasado... ser posmoderno es lo apuesto a ser moderno, estamos
a lamentables cien años de aquel espíritu con que irrumpió el modernismo,
un siglo atrás.