Una vez más las ficcionales escenas (de la vida posmoderna) de
Beatriz Sarlo
1 dejan de serlo y devienen hecho real. J. F. Lyotard,
en su "
La Condición Posmoderna"
6 describe al tiempo que transitamos como
"el fin de los grandes relatos" ¿Qué relatos? Pues los "principios", las "normas", los
valores, las leyes universales que rigieron el pensamiento y las conductas
de la Modernidad. Pero ya no somos más modernos, ahora somos posmodernos.
Posmoderna fue la ligereza con la que jóvenes y familias acudieron al
concierto de
Callejeros en el local del Once porteño a celebrar un
encuentro en un local cerrado, con luces de bengala. Posmoderno es acudir a
ese tipo de fiestas con niños (el aparente "culpable directo" de la
tragedia fue un niño de cinco años sentado a horcajadas de un adulto), como
posmoderno es el fenómeno de las madres niñas que acudieron con sus bebes
al local en el que se improvisó un baño como guardería, (no la
irreponsabilidad empresaria de habilitarlo) Es también posmoderna la
reacción de los familiares de las víctimas (aprovechada como era previsible
por los grupos políticos de turno, que inmediatamente pensaron a quién
podía ser funcional esta tragedia) trasladando su responsabilidad de padres
o individuos al Estado, como es también de la hora la exposición pública
del dolor privado, como pudimos asistir también en el caso Blumberg. Esa
delgada línea que separa lo privado de lo público - que explota con creces
el periodismo televisivo de la tarde - es algo tan característico de
nuestro tiempo, como son las manifestaciones callejeras con un toque de
circo y de show mediático.
La tragedia que nos enluta no es posmoderna, lo es el hecho de que aquéllo
haya ocurrido a familias y a niños y también lo es la reacción que han
tenido transfiriendo su dolor a la esfera pública del gobierno. Claro, es más
fácil ver el rostro (estirado) de la vida posmoderna en otros efectos, como
el idolatrar la juventud que quiere prolongarse para siempre. Es más fácil
ver los efectos de la cultura posmoderna en esa mujer, con tanto humor y
tan bien descrita por Maitena Burndarena, que sufre el castigo bíblico
"parirás con dolor", pero también el castigo posmoderno de ser linda, flaca
y lucir como sus hijas. En cada una de sus viñetas Maitena, como lo hace
Sarlo desde el discurso académico, la humorista editorializa las escenas de
la hora. Idolatramos la juventud ¿Qué límites puede poner un padre si no
tiene ante sí mismo la menor autoridad, y él mismo está caduco, porque así
lo dice el imaginario colectivo que consumimos día a día? Dimos la
autoridad al joven y el joven, por supuesto, está más perdido queél.
Cro-magnon, localidad en la Dordoña francesa donde se encontraron los
restos de lo que fue el Homo Sapiens que vivió hace 20.000 años. Así era
aquel hombre de Cro-magnon, como estas e escenas de la vida posmoderna
vividas luego de la masacre de Cromagnon, debida seguramente a la
delincuencia empresarial ya la convergencia de causas no naturales.
Transitamos la "
era del vacío"
2, pero este vacío de hoy no es igual a la
"angustia existencial" del existencialismo ("caducos" ya Jean Paul Sartre y sus
cuarentas) Hoy sentimos la misma angustia, la misma nausea, el mismo vacío,
pero no es porque debamos ejercer sin condiciones ni reglas ajenas nuestra
libertad, sino para decirnos: "
Sí esto es vacío, ¿Y qué?". El vacío
existencial sartreano nos obligaba a ejercer madura y conscientemente la
libertad, sostenía el existencialista francés que
"estamos condenados a ser libres"
3 y ser libre es elegir. Hoy no se elige ni se asume
responsabilidad alguna, seguimos la manada, vamos donde va la masa y
hacemos lo que hace el otro, lo que dicen los medios, lo que dicta el jefe
de la tribu. El lifting nos deja igualitas que el modelo que nos impone el
otro, el grupo, el medio, la sociedad. Pero si todos van, si todos lo
hacen...
Giro epocal. Como fue un giro epocal el ingreso a la Sociedad Industrial
(mediados del siglo XIX y acceso al modernismo); como fue el ingreso a la
Edad Media (caída de Roma, siglo IV), como fue el ingreso a la Modernidad
(siglo XV, Renacimiento). Woodstock , rock, el culto que llena los vacíos.
Cuando protagonizábamos aquel legendario Woodstock no éramos conscientes de
que instaurábamos una era. Arthur Danto
4 sostiene que Petrarca no sabía
que introducía el Renacimiento o Manet o Picasso, tampoco eran conscientes
de que introducían lo que llamaríamos modernismo o arte moderno.
Giro epocal. Es aquel el mismo giro que hace incomprensible el arte
contemporáneo - posthistórico al decir del mismo Danto - el que nos hace
decir ¿esto es arte? ante las obras que ya no se parecen ni a la pintura ni
al arte.
Turbulencias culturales. Sí, además de la tragedia que nos enluta a todos,
hay una visible turbulencia cultural que devela usos y costumbres,
posmodernas. Posmodernas las madres niñas, posmoderno el que una familia
concurra a escuchar a una banda a un lugar cerrado. Posmoderno el que vayan
mujeres embarazadas, posmoderna el quedarse tranquilos porque los niños
están con nosotros en medio de mismo ruido, posmoderna la necesidad de
expresar con luces de bengala el sentimiento, el aplauso o el coro ya no
alcanzan. Más allá de los actos delictivos que competen a los responsables
de la seguridad, la cultura debe interrogarse por los actos de cultura que
impone, sin que seamos conscientes poco a poco, cada nuevo giro o tradición.
Vacío que nos deja la existencia. También llena los vacíos la militancia de
la fe (no la fe en sí), católica e inquisidora (recordemos el escándalo en
torno de la
muestra retrospectiva de León Ferrari,
que paradójicamente
vuelve a abrir sus puertas en medio de estas nuevas turbulencias
culturales), fanatismo evangélico o fundamentalismo islámico. Nada es
casual ni es ajeno, son eslabones de una cadena de emergentes, síntomas que
acusa una sociedad que protagoniza un giro epocal del que aún no vemos más
que la punta de aquel iceberg que está bajo la superficie. Hubo otros
giros, en su momento tan resistidos y sonoros como el de hoy. Claro
entonces no había medios que los registraran.
No es casual que la tragedia de la
República de Cromagnon se viviera en un
local que se llame como se llamaba. La sociedad regresa a Cro-magnon y a
interrogarse sobre el Homo Sapiens y su destino final. Brujo, tribu,
masa, culto irracional.
"Fin de la Historia"
5,
"Fin de los relatos"
6,
"El hombre light"
7,
"Instantáneas"
8, de la tribu que somos hoy, como
en los albores de la humanidad que fuimos. Y el hombre estaba en la
prehistoria perdido en un mundo que no conocía y que le era hostil.
Posmodernidad o posthistoria, tiempos de medios y de comunicación y
tecnologías llevadas al paroxismo, un mundo que ha vuelto a sernos tan
hostil como desconocido. Ya no asimos la realidad en nuestras manos como en
el mundo de los modernos y buscamos atajos, traicioneros, fatales.
Los familiares de los muertos de la tragedia del barrio del Once no se
hacen responsables de su libertad, Jean Paul Sartre hoy sería un filósofo
caduco, y la posmodernidad es sólo la parodia de aquella libertad. Es la
tribu, es la manada, es la conducta de masas, la regresión a lo grupal, al
culto y hacer lo que hace el vecino.
Adoramos la juventud por la juventud misma y en esta era, liviana, el padre
pierde toda autoridad ante los hijos, porque es éste el imperio de lo
joven. El padre que hoy tiene "autoridad" es el que piensa y hace como hace
como el hijo.
La historia es la historia de su opuesto. El anciano era el sabio, el
Senado un congreso de hombres que habían alcanzado la madurez, cuando hoy
el término nos remite sólo a senil y senil a decadencia. El arte como
modelo: Buda se representa con tres arrugas en el cuello, sinónimo de los
años que tardó en alcanzar la sabiduría que sólo llega con el tiempo. Buda
se representa con orejas alargadas por el paso de los años. El tránsito del
tiempo, solía ser sinónimos de saber. Posmodernidad y adultos descartables
a los 50. Claro que el bisturí debe borrar las huellas del paso de las
horas.
República de Cromagnon. El rock es el rock y tiene ritos, desde Woodstock
hasta hoy. Pero ya no se trata de refregarnos en el barro y enlodarnos. Los
sesenta son, como también sostiene Arthur Danto el vértice entre la
historia y la posthistoria. Termina un relato y empieza otro, o tal vez lo
que empieza es la falta de un relato. ¿Y qué hacemos ante el vacío?
Regresamos al culto de la tribu. El circo es cada vez es más parte de la
vida de los hombres. Nada más circense que las manifestaciones políticas de
hoy, aquí y en otras latitudes, porque todo es espectáculo o no es. Nuevos
adultos, que culpamos a terceros de lo que en principio es nuestra propia
responsabilidad. Escenas de la vida posmoderna. Escenas de una vida en la
que no podemos decir "no vas", o "¿Dónde vas?", escenas en las que las
madres niñas van también, y con sus niños y familias, a un espectáculo de
rock en un espacio cerrado. Historia de una catástrofe anunciada. Escenas
de la vida posmoderna.
Esta es la misma posthistoria que produce un arte que muchos no pueden
aceptar ni comprender, como no pudieron entender como respuesta a la
Revolución Industrial y sus ecos, el modernismo abstracto. El arte cambió
de cuño y dirección, porque es una nueva era la que nos ha tocado
protagonizar. El espejo del arte siempre refleja en su azogue los giros de
la historia, como éste que nos ha tocado vivir. Nuestro tiempo es laxo,
laxo, entrópico, desordenado, es caos germinal. Posmodernidad, tiempo en el
que todo vale y nada vale a la vez, complejamente plural, para el que no
nos sirven los viejos cánones estéticos, y tampoco los éticos. Para los que
no sirven seguramente las viejas leyes y menos aún los viejos legisladores.
Tragedias como las de República de Cromagnon deberían hacernos reflexionar,
además de reclamar a la ley por el castigo de los hechos criminales que la
hicieron posible, ante los tribunales competentes. El hacerlo sonoramente y
multitudinariamente, en un estado de derecho y cuando la justicia está
actuando debidamente, es una fomra posmoderna de transferir culpas
personales en culpas colectivas.
En Cro-magnon, Dodoña, se hallaron los primeros restos del Homo Sapiens. El
que es protagonista y constructor de esta civilización. Tal vez sería hora
de preguntarnos, como se interrogó Nietzsche y se interrogó Spengler, como
lo hacen hoy los pensadores posmodernos ¿Qué hemos hecho con la civilización?
- (1) Beatriz Sarlo, "Escenas de la vida Posmoderna".
- (2) Gilles Lipovetzky, "La era del vacío".
- (3) Jean Paul Sartre, "El ser y la nada".
- (4) Arthur Danto, "Después del fin del arte".
- (5) Francis Fukuyama, "El fin de la historia".
- (6) Lyotard, "La condición Posmoderna".
- (7) Enrique Rojas, "El hombre light".
- (8) Beatriz Sarlo, "Instantáneas".