¿Por qué hago lo que hago...?
Siempre me pregunto esto.
La pregunta dispara en mí incesantes interrogantes.
Preguntas que concibo como hipótesis aunque nunca como certezas.
Entiendo el arte de un modo vivencial, polifacéticos, si se quiere ambiguo...
Me gusta pensar la obra como una experiencia integradora que se permite ser aprehendida a partir de asumir lugares divergentes.
Siento que el contacto con la obra varía a partir de si uno decide posicionarse como creadora (como productora de un objeto artístico), o como comunicadora (si uno decide construir un nexo masivo entre la obra-el artista y su público), así como también varía si uno se posiciona como crítico, como teórico, curador o docente.
Y, es precisamente, en esta diversidad de ámbitos, el espacio en el que me gusta transitar y hacer transcurrir mi obra.
Me gusta
pensar el arte como una forma de entender la vida, aunque como artista, resulte imposible tratar de entender el arte.