Como dentro de una nave espacial que estuvo perdida recorriendo espacios pretéritos aparecieron nuevamente en el campo del arte un grupo de artistas que hicieron suyo, allá por 1988, un nombre que los identificó como los posibles candidatos a constituir la generación joven del arte local.
¿Cuál podía ser un tema atractivo para nuclear a varios artistas? ¿Cómo hacer para trabajar diferentes identidades con una idea similar?
Recordando las redacciones que imponían en la escuela a nuestros padres y abuelos surgió ya hace más de una década el tema "La Vaca".
Sin ingenuidad, porque algo que no son estos artistas es ser ingenuos, se recorre la temática nacional por excelencia. Así... la vaca sugiere un mundo de iconografías mixturadas.
Las imágenes de aquellos lejanos ochenta, que también se pueden ver en la muestra, surgen como fantasmas de un comienzo hacia los años venideros que encontraran al cuadrúpedo en el umbral del siglo XXI.
Hoy, no todos los artistas del grupo original, arremeten con una resignificación del tema.
Nuevas ideas de nuestro símbolo de exportación, imágenes inventadas que recuerdan el campo, ideas divertidas sobre los subproductos como el dulce de leche y cadáveres coloreados que de ninguna manera son "Carne de Primera".
Mientras María Elena Lucero resurge en la pintura como el ave fénix con una serie de simbologías ovoides, Liliana Grinberg se divierte con su propia imagen serializada en sus excelentes grabados.
Víctor Gómez impone sus instalaciones campestres para no olvidar que ciertamente vivimos en la Pampa húmeda y Raúl D’Amelio colorea fotografías de carne humana muerta recordando a los pobres cuadrúpedos en su destino concreto hacia algún frigorífico de nuestra ciudad.
César Baracca se obsesiona con el logo del dulce de leche San Ignacio, subproducto de la señora vaca de gran calidad y eminentemente rosarino, recordando sus largas estadías en el exterior del país en donde "lo que más se extraña es el dulce de leche".
Xil Buffone propone facones y lecheras en un estilo pulcramente nacional y efectistas cuadros y objetos que supuran sangre venosa, que hasta chorrean, en una nueva idea-imagen de carnicerías u otros frigoríficos.
Aurelio García sigue demostrándonos que es un virtuoso del pincel tanto sea en su estirada vaquita cuyas manchas se confunden con la imagen del Che o en la exaltación del mito de Eva Duarte de Perón. ¿Que nos querrá decir?, que recordemos a aquella Argentina exportadora de carnes o que la ex primera dama supo estar en brillantes marquesinas como un objeto de primera?
Lo simbólico es lo más importante en esta muestra. La vaca es en realidad una excusa para descifrar temáticas nacionales y también personales que nos muestran, por un lado que es muy difícil que muchos artistas trabajen sobre un mismo tema, y por el otro que cualquier excusa es buena para construir obras que nos sirvan para poner en tela de juicio el país en donde vivimos.
Entre las viejas producciones de los ochenta y las actuales han sucedido muchas cosas. Por un lado se nota fuertemente el avance de casi todos los artistas en una iconografía personal y autodefinitoria, y por otro, se vislumbra que los 90 no han pasado en vano. Discursos fragmentados y altamente subjetivos nos hacen pensar si es posible o necesario que varios artistas trabajen sobre una temática.
De todas maneras el staff de "Carne de primera" ha hecho el intento en un divertido simulacro histórico de querer acercarnos al cierre de un ciclo en el arte local.
La vaca... ese animal de identificación tan argentina.... muge todos los días por su carne en esa carrera vertiginosa hacia un mundo de primera.