Claudia es una artista volátil, sus actos artísticos revelan problemáticas que circulan desde lo íntimo hasta lo altamente femenino.
A principios de agosto se inauguró una muestra individual de esta artista en el Museo Municipal de Bellas Artes “Juan B. Castagnino” de Rosario, curada por Reinaldo Laddaga.
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Claudia del Río. "Cien imágenes huérfanas". Una obra. |
En el recorrido de la muestra, cada obra pertenece a un todo. Adrede ninguna posee especificación de título, técnica o dimensiones. ¿Por qué?
En un claro intento curatorial se desea mostrar un mapa de la obra abordable por el lugar que el espectador quiera. Así, cualquiera que transite entre las obras se encontrara perdido, y a la vez sumergido, en una vasta producción que va desde la fotografía, también en versiones autofotográficas; las impresiones digitales de imágenes de mapas de la Argentina resignificados; las escenas de boxeadores esperando el gong para subir al ring; los escritos bordados con noticias policiales que parecen banales; los platos de metal con fotografías de mujeres en soledad; las pastillas pequeñas de resina con horas indicativas o los objetos de vidrio, algunos encastrados, con inscripciones.
Cuando se ingresa en la muestra pareciera que uno esta penetrando en el living de la casa de la artista. La precariedad de la intimidad de su obra es tan fuerte que produce un indicio de goce angustioso. Se pueden ver esas imágenes anónimas y huérfanas, palabra que es utilizada para titular la muestra como "
Cien imágenes huérfanas". Y en realidad podrían ser también muchas otras imágenes.
Lo que importa no es eso, lo que importa es qué nos quiere decir la artista con tantas imágenes enfermas. Algunas de ellas poseen protuberancias de resina, otras padecen, sufren, supuran.
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Claudia del Río. "Cien imágenes huérfanas". Una obra. |
Y la enfermedad persiste en esos mapas horarios en donde los fármacos recorren caminos insospechados hacia lugares distantes o cercanos. Podemos pensar en el cóctel para el virus del HIV, o en las cargadas recetas que elaboran los médicos para las depresiones profundas.
La enfermedad y el miedo. El miedo y la enfermedad.
Pero además, la multiplicidad de imágenes hacen que ese todo penetre en nuestro sistema de sujeto expectante con una delicada violencia denunciadora.
Hay esperas, hay enfermedades, tal vez curas, soledades y sobre todo el miedo de estar frente a un vasto mundo en donde el arte siempre tiene algo para decir.