Me encuentro con
Fernando Atilio Traverso, el creador de un ícono y una acción,
reconocido internacionalmente. Su obra es el estampado de la bicicleta de
los ausentes, la bici de los rosarinos que no volvieron porque los
"desaparecieron". Solitas, quedaron sus bicicletas esperando la llegada de
su dueño, como el perro aguarda al amo, para servirle, para llevarlo a la
facultad al trabajo, por ser la bici ese pedestre medio de transporte de
jóvenes y de estudiantes, humilde, sencilla, con poca tecnología y mucho de
fuerza humana para impelerse. Las bicicletas estampadas en las paredes de
Rosario, en las banderas, en la superficie que sea que pueda decirnos algo
de aquellos años silenciados, son obra de este artista rosarino, que
encontró su forma de llenar ese vacío y ese silencio con una obra de arte,
con una serie de acciones/instalaciones, con las que signifique la
ausencia. La de ellos.
Charlo con Traverso.
Susana Pérez Tort: ¿Cómo pensás que llegaste al lugar que ocupas en la plástica de Rosario?
Fernando Traverso: Nunca me puse a pensar en ese supuesto "lugar". Soy un "trabajador del arte" y mi búsqueda pasa por otros lados: ética, estética, poesía, reflexión: principios básicos a la hora de realizar una obra. El lugar lo ponen los otros. No es mi problema.
SPT: Sabemos hasta donde ha llegado rodando esa "bici" ¿Cómo fue que empezó su marcha?
FT: En el 98, cuando presenté en la Biblioteca "Juan Álvarez" de Rosario, un
gran mural en el cual hablo de lo clandestino. Lo titulé "Vientre Urbano" y
con él, invito a la gente a buscar un lugar para esconderse o a buscar en
su interior al dueño de la bicicleta real que apoye en el borde derecho
del mismo. Recuerdo que este trabajo me llevó varios años, esta formado por
trece pinturas enormes que se conectan una con la otra como en un
rompecabezas. Pero lo curioso es que todo ese gran esfuerzo solo sirvió de
soporte para ese objeto que apoyé sobre las telas y que pasó a ser el
leitmotiv de toda mi obra. Ya que más tarde, a esa imagen de la bici vacía,
comencé a colocarla en diferentes lugares generando distintas situaciones,
aunque todas coincidan en la AUSENCIA.
SPT: Ese significado "ausencia" , lo pusiste vos o el espectador?
FT: Los espectadores de aquella primera bici vacía, tal vez ahora, con lo que
vino posteriormente puedan hilvanar alguna cuestión. Son como capítulos de
un libro, si se puede ver así; en las primeras hojas aparecen imágenes, que
casi al finalizar, recién desentrañamos.
SPT: ¿Qué lectura han hecho de tu bici fuera de Rosario, has tenido que explicar
lo que ella significa en otras geografías?
FT: Siempre, ésta silueta, nos habla de las ausencias y es por eso que según
donde se encuentre genera distintas respuesta a la universal pregunta:
"¿Dónde estará el dueño?"
SPT: Las plantas vacías de departamentos, o las espinas o los huesos de Kuitca
fueron leídos como una cita a los "ausentes" de la dictadura argentina, él
se ocupa de negarlo. Me pregunto si la asunción de tu bicicleta como
sinónimo de vaciedad y desaparición estará condicionada por tu
"argentinidad" y nuestra historia o si será un signo universal...
FT: A la hora de tener que explicar lo que generaron en el conjunto de la
población, me remito a las distintas acciones que realicé, invitación de
por medio, ya sea por escuelas, ciudades y hasta en el exterior. Con ese
relato que hago de manera espontánea, resumo un poco todo ese gran
imaginario que se generó. Cada charla suma un nuevo significado, haciendo
de ésta manera que la obra crezca día a día.
Por otro lado trato de no explicar demasiado sobre lo que significan,
prefiero no quitarle poesía y sobre todo dejar que los otros hagan su
propia poesía.
SPT: ¿Qué experiencia de vida, qué ideas o ideología te llevó a dedicar tu
expresión plástica, de forma excluyente, a una causa social y política?
FT: Nunca pensé que mi expresión plástica era excluyente en estos términos.
Seria acotarla demasiado. El arte es un camino muy amplio que no debería
estar circunscripto a una causa. Y además imposible vaciarlo de contenido,
cada artista deja impregnada en la obra toda su ideología y toma carácter
político a partir de por quién es utilizada.
El arte naif también tiene una ideología y en los años setentas, recuerdo,
tuvo mucho auge, ya que a los milicos les venia muy bien políticamente
mostrar una Buenos Aires color de "rosa".
Desde mis primeros pasos en la plástica trabajo desde la reflexión hacia
temas sociales pero en los setenta, la consigna era la militancia en alguna
agrupación de izquierda, en esa etapa dejé de hacer arte. Y no es que este
diciendo que son incompatibles, solo que no te daban los tiempos y tenías
que elegir. Pero de alguna manera uno nunca deja de ser artista y si hoy
trabajo con aquellas experiencias es por dos motivos: la primera es la de
llenar ese espacio que en lo individual quedó vacío y la otra es esa
necesidad de tomar distancia para poder contar desde la poesía, una
historia.
SPT: No hay arte sin ideología... Mi pregunta se refería a si en otra etapa,
anterior a la bici del 98, has hecho obra que consideres que merecería
tener la misma difusión que ellas tuvieron. Muchos conocen a Traverso por
ellas, me pregunto si quisieras dar a conocer obra anterior a tu "criatura"...
FT: A lo anterior le doy valor de ensayo, puede haber algunas piezas
interesantes. Hasta algunas han pasado por salas de muestra. Pero hoy
prefiero no exponerlas, no funcionarían por si solas.
Quizás por tener que andar por tantos lugares, en los tiempos de exilio me
refiero, comencé muy tarde a presentar mis producciones y sobre todo
considerarlas aptas para mostrar.
SPT: En el binomio arte/política ¿donde pensás que hay que cruzar el umbral?
FT: Repito de alguna manera lo que dije anteriormente: Arte y política van de
la mano. Porque todo arte es político, ya que siempre responde a algún
interés. Ya sea a la izquierda o a la derecha; a los de arriba o a los de
abajo.
En este caso no hay que cruzar ningún umbral, porque "arte/política" no son
antagónicos, forman un todo.
Ahora, si te referís concretamente a: Arte/ "panfleto" político - Arte/
"político partidario"
Entonces digo que a esa barrera no es conveniente cruzarla. Es una línea
muy sutil y muy abstracta y sin querer podemos traspasarla. Podemos "pecar"
de crípticos o de panfletarios si no tenemos claro donde está esa línea tan
subjetiva, por la cual transitamos los que nos proponemos decir las cosas
desde el arte.
SPT: Lo que hace que una obra no sea panfleto lo da su universalidad. Pienso en
los Artistas del Pueblo, que hacían "panfletos" que hoy son universales.
Pienso en la Ronda Nocturna que Rembrandt pintada para un gremio. Es el
tiempo el que tiene la palabra.
Hemos visto miles de bicis de tu autoría. Hay una que me parece diferente:
la que pintaste en el Museo Castagnino. Allí, como objeto histórico ¿Tiene
la misma significación?
FT: Todo eso lo pensé mucho antes de acceder a pintarla dentro del museo, hasta
que finalmente decidí hacerlo de la misma manera que lo hago en el patio de
una escuela o en un club de barrio, cuando me invitan. Todos esos lugares
tienen jerarquía. En la escuela Toba dejé una bici al lado del mástil; en
un taller de bicicletas; en La Plata, la pinté entre las otras bicis
desarmadas y hoy con seguridad que la que estampé en la cancha de
Estudiantes observa desde un rincón todos los partidos de los domingos.
Como éstas puedo hacer una interminable lista, y es curioso como en cada
lugar se resignifican. Pienso que la bicicleta, entró al museo a contar lo
que le estaba sucediendo afuera.
SPT: Va adquiriendo el peso histórico, por ejemplo de la inmortal foto del Ché
por Korda ¿De alguna manera te identificás con el destino que ha tenido esa
imagen, y cómo ésta ha ido mucho más allá de su creador? ¿Temés que sea
usada masivamente y que se vacíe de sentido como aquella otra imagen?
FT: Coincido en que la bicicleta se echó a rodar sola. Pero pienso, por otro
lado, que esta imagen ya está vacía y siempre nos va a invitar a la
reflexión. Siempre va a guardar una poesía evitando que se vacíe de
contenido.
SPT: La paradoja es que su sentido es el "vacío"...
Los museos de la memoria cargan con una difícil tarea, señalar la ausencia.
Los museos en general se llenan de presencias, los museos de la memoria
tienen la difícil tarea de referirse al vacío. Hablemos de la presencia
como ausencia... la bicicleta como testimonio de los que no están.
FT: Aquí debo recurrir a un texto que escribió Juan Carlos Romero y que me
parece tan acertado para responder a tu pregunta:
"Caminar por la calle en Rosario y ver una bicicleta recostada contra una
pared no tendría nada de extraño. Pero al acercarnos vemos la silueta negra
de una bicicleta que alguna vez estuvo en ese preciso lugar, en algún otro
o quizá en ninguno.
Son muchas bicicletas, son muchas sombras de bicicletas, son la memoria de
un acontecimiento, para ser precisos son la memoria de un secuestro, de una
desaparición.
La silueta de la bicicleta es la metáfora de la ausencia. Como dice el Tao
"no solo es el contorno sino también el vacío que deja lo que hace que la
realidad tenga un ultimo sentido"
Fernando Traverso al imprimir estas bicicletas intervino la cuidad con una
incontable cantidad de grabados estarcidos que transformaron el espacio
urbano en un recinto de la memoria, de una memoria frágil a la cual hay que
estar golpeando siempre, para que el olvido no se convierta en él ultimo
triunfo del represor.
Traverso es un artista contemporáneo que conoce el lugar de sus acciones y
que siente que ese lugar le pertenece, desde allí estuvo trabajando todo
este tiempo para poder ver que un día al despertar, todas las bicicletas
impresas están paseando por la ciudad en la búsqueda de un sueño de
justicia".
Juan Carlos Romero
Buenos Aires, en julio de 2002
SPT: Pienso que la imagen de tus bicis rodando por Rosario pedaleadas por sus
dueños podrían ser llevadas al cine por Pino Solanas...
Tu bici fue estampada miles de veces, llegó a Suiza. De todas tus estampas
¿Hay alguna que recuerdes singularmente?
FT: Que complicado, tener que elegir entre tantas y entre tantos momentos
significativos.
El poncho que me pidió que le pintara Herminia (Madre de la Plaza) y que
ahora lo lleva puesto, a las marchas.
Una de las primeras flameó un 13 de diciembre en Resistencia, en la
conmemoración de la Masacre de Margarita Belén. Otra, hace poco en el
puente Pueyrredón, sostenida por Leo, el hermano de Darío Santillán.
La que quedó a modo de promesa en el Santuario del gauchito Gil. O la que
Manu Chau en su último recital hizo flamear por todo el escenario.
No puedo dejar de señalar la que está colgada en el Jardín de los
Desaparecidos del Mundo, en Ginebra.
Aunque me gustaría decir que todas las estampaciones que realicé, sobre
distintas telas, tienen un valor incalculable para mí, ya que desde
distintos lugares: desde la villa o desde una casa en el centro, esas
bicicletas transformadas en banderas, nos invitan a reflexionar sobre la
memoria, sobre una historia reciente y que todavía esta sangrando.
Y estoy seguro que Manuel en su casilla de Ludueña la exhibe con el mismo
respeto y cariño que lo hace por ejemplo: Estela de Carlotto en su casa de
La Plata.
SPT: No sucedió con las Gemelas, pero sí con Atocha. El objeto que señalaba la
ausencia de sus dueños era el teléfono móvil, el sonido del celular al que
nadie acudió a responder. No había bicicletas en Atocha, pero sí había
celulares ¿Vinculaste ese hecho de alguna manera con tu bici?
FT: Recuerdo sin embargo, con respecto a las torres, que me llamaron por
teléfono para avisarme que habían visto, en el noticiero, una bici entre
los escombros con un canasto lleno de flores. Los celulares también me
remitieron a la bici. Pero lo mas fuerte, y creo que tiene un claro
contacto con las bicis, fueron las zapatillas de los desaparecidos en la
tragedia de Cromagnón. Primero fueron las reales, amontonadas en la vereda
y mas tarde serigrafiadas y pegadas por todos lados realizadas no se por
cual artista o grupo.
SPT: ¿Pensás que tu obra se encontrará con un nuevo icono?
FT: La obra se encuentra a diario con nuevos íconos, por ejemplo las zapatillas
de la tragedia de crogmanón, que aparecen pintadas o pegadas cerca de las
bicis. Es muy común ver que, donde estampé una bici, aparecen mas tarde,
acompañando la imagen, otros graffitis, artísticos o no.
Pareciera que ese vacío molesta mucho y hay que llenarlo.
También creo por otro lado que la bici ya se encontró con otro icono, fue
cuando empecé a estamparlas sobre telas, las transformé en otro icono que
es una "bandera". Tal vez al principio fue inconsciente ésta lectura, pero
luego de varias estampaciones hasta llegar a la numero 01.284, me doy
cuenta que la gente la adoptó como tal, haciendo que esa ausencia se
llenara de significados.
SPT: ¿Hay alguna pared donde falta tu bici?
FT: Después de haber pintado todas, ya no ando por Rosario buscando paredes.
Ahora suelen "aparecer" ellas, tras el pedido de algunos que consideran que
en determinado lugar falta una bici.
Sin embargo hay una bicicleta que quiero estampar. Resulta que en los
terrenos donde hoy están construyendo el Distrito Noroeste de Rosario,
Junín y Provincias Unidas, estaba mi casa, en la que me crié y viví hasta
los 25 años. Creo que, para cuando lo terminen, esa pared me espera.
SPT: En la historia del arte ocupás el lugar de un artista conceptual que hace
acciones... ¿Estás cómodo en él o te gustaría ser nombrado y recordado de
otra manera?
FT: Estoy cómodo en este lugar, es el que elegí. Es en lo que creo.
Recordar, viene del Latín, significa: volver a pasar por el corazón. Y si
los hijos de mis amigos me pasan por sus corazones, que sea de la mejor
manera.
SPT: Desde el 98 en que echaste a rodar aquella bicicleta a hoy algunas cosas
han cambiado... las madres ya no hacen su ronda, entre otras cosas... en relación
con esa idea... ¿Cómo será la bicicleta número 1.285?
FT: A veces me pongo al costado y observo, por eso no te puedo decir como será la próxima bici.
SPT: Esperaremos la número 1.286... Gracias Fernando, por tus acciones, y por concederme esta entrevista.