Perecoll, artista catalán multidisciplinar, escultor, joyero y pintor,
expone de nuevo en la capital de España, esta vez en el Palacio de
Congresos de Madrid, en Paseo de la Castellana, 99. Presenta el resultado
de treinta años de negro, una forma de pintar en la que solo concibe un
color: el negro, que es la unión de todos los colores.
El color negro es la ausencia de luz, pero, precisamente, en la ausencia de
luz, esta se refleja con más claridad, y se pueden ver los matices del
negro. La luz es iluminación, el negro posee abertura hacia la claridad
porque abraza con mayor fuerza la luminosidad.
En una cámara completamente oscura si incide la luz se produce un
desarrollo espectacular de la estancia. Es la luz quien da importancia al
negro. Pero, sin negro la luminosidad no resplandecería con tanta energía y
vibración.
Investigador audaz, indaga en los límites del negro en sus obras sobre
tela, quienes poseen la primera imprimación en acrílico sobre tela.
Después, pinta encima con óleo. Vivimos en un mundo binario, formado por
energías de signo contrario, concebidas de tal forma que sirven para
generar equilibrio dentro de un planteamiento en el que el caos incide en
el libre albedrío pero no de forma impactante, sino de manera sutil, casi
evanescente, o, a veces, con dureza y explosividad.
El creador plástico, nacido en Mataró, muestra un predominio de la
pincelada gestual, sutil, buscando la curva, alejándose de los ángulos y la
hieratización de la línea recta.
Indaga y fomenta la unión de gestos pictóricos en obras rectangulares y
horizontales, a base de grandes pinceladas o llevando a cabo otras más
sutiles.
Lejos quedan las series pictóricas como la titulada 'Instint de ritme' que
recuerdan sus esculturas alegóricas, de fuerte carga simbólica. En 'Ombres
del Passat' exhibe personajes velazqueños, retrato fiel de una época que
persiste en la lejanía, que se encuentra en los libros de historia, que ha
influido y nos ha influido. Una época que Perecoll cuenta desde la
distancia de la forma. Mientras que las series de negro sobre negro que
presenta en Madrid en esta ocasión son la dedicada al mar y la titulada
redes. La primera de ellas capta la esencia del mar de noche, en el que se
refleja la luz de la luna. Es importante en estas series la iluminación
concebida en puntos estratégicos de las obras, iluminando la creación por
zonas, dejando en penumbra las que interesa, para mostrar la calma sutil, o
las olas sensuales, embravecidas, dependiendo de las energías que incidan
en la dinámica del mar.
En la serie del mar destaca el canto a la libertad, contenida en el
espíritu de los devas, de los seres mágicos de la naturaleza, quienes
gobiernan esotéricamente el mundo que contemplamos. Se trata de seres que
son singulares, que conectan con las energías sutiles que conllevan la
existencia de elementos dotados de trascendencia.
El mar, homenaje a todos los mares y océanos, pero, sobre todo, al Mar
Mediterráneo, donde nació Perecoll.
Otra de las series más recientes, que también se presentará en Madrid, es
la titulada 'Redes', muy enigmática, con agujeros, que dejan entrever el
negro sobre negro. Redes negras, con agujeros negros, mallas negras, red de
redes. Redes en el mar, redes en el espacio, redes en el ciberespacio.
Gesto contenido y enérgico, gesto sutil, gesto determinante y agresivo,
como si fuera un tejido espacial, donde el expresionismo de la forma
aglutina el misterio insondable del enigma que encierra.
Redes como unión, comunicación y elegancia de lo estructurado. Redes que
funcionan como atrapa peces, que son los peces de nuestro mar o también
podemos ser nosotros. Redes con agujeros, a modo de pequeñas e
infinitesimales esperanzas de escapar de una realidad que se nos impone.
Pero, ante todo, tenemos una espléndida obra de un gran artista que va más
allá de las limitaciones de la materia.
Su elección del negro no es casual, dado que, siendo un artista amante del
color, ha querido homenajearlo, desde la síntesis, y lo que es arriba
equivale a lo que está abajo y lo que es abajo equivale a lo que está
arriba. La alquimia del oro, es la alquimia del negro, porque el oro es
platino, y el oro es fuego, del fuego a la brasa, de la brasa a los
rescoldos y estos, cual ave fénix, constituyen un nuevo hálito de vida.