Max Lifchitz (México/Estados Unidos, pianista, compositor y director), estará
participando como artista invitado en el
"
10º Simposio de Música Contemporánea" que organiza el
Ensamble Rosario, Centro de Estudios para la Difusión de la Música Contemporánea (
ensamblerosario.rosariarte.com.ar)
Marisol Gentile: ¿Cómo define Ud. su estética musical, su música en sí?
Max Lifchitz: Es difícil para un compositor definir su propio estilo. Es como si un
doctor hiciera una operacion a un hijo o a un familiar bastante cercano. Es
casi imposible tener la objetividad necesaria para poder definir con
certeza el estilo propio. Lo único que puedo decir es que soy un compositor
bastante ecléctico y práctico.
Cada pieza toma como punto de partida los instrumentos o voces para la cual
está escrita. Yo no tengo miedo de usar lenguajes musicales que han llegado
a la madurez recientemente o en el pasado lejano. Me tomo la libertad de
usar todo lo que existe hoy en día: música folklórica, formas clásicas,
inovaciones de vanguardia.
Sin embargo, y al pasar por mi oído, todos estos materiales adquieren un
nuevo carácter. Se convierten en algo personal. O por lo menos, eso pienso!
MG: ¿Considera que su estética musical se encuentra dentro de la llamada música contemporánea?
ML: Sí, definitivamente. Aunque yo tengo un gran respeto hacia el pasado
musical - todo lo que ha sucedido a lo largo de la historia de la música -
mis obras no se pueden entender sin tener en cuenta lo que ha aportado la
experimentación que ocurrió durante el siglo XX. Esto se nota no sólo en el
lenguaje armónico y rítmico que manejo sino también en la instrumentación y
en las formas que utilizo en mis obras. Creo que mi estilo encaja
perfectamente dentro del post-modernismo.
MG: Dada las perspectivas que brinda, ¿desempeña la informática un papel
importante en su creación musical? ¿Y cómo utiliza usted actualmente las
computadoras?
ML: Sin duda alguna, la tecnología ha cambiado e influenciado nuestra relación
con la música. El hecho que existan grabaciones ha transformado la manera
en que oímos música. También la forma en que interpretamos música. Las
computadoras nos brindan grandes posibilidades para eliminar muchos
obstáculos y poder crear y difundir la música. Por ejemplo, el "midi" puede
ser de gran ayuda a alguien que aún no haya desarrollado su oído
profesional. Los programas (software) de notación - como Sibelius o Finale
- son maravillosos y nos sirven para eliminar lo aburrido y laborioso que
es escribir a mano. También nos pueden ayudar a resolver ciertos problemas
como transponer, revisar que no se usen notas fuera de la tesitura de los
instrumentos, y otros varios problemas de oficio.
Otro aspecto muy útil es que el internet hace la distribución de la música
mucho más fácil. En vez de verse obligado a mandar una partitura por correo
(que a veces no llega!) partituras se pueden mandar por internet como un
"PDF" o algún formato equivalente. Y las cosas llegan mucho más rápido!
MG: ¿Cree Ud. que existe una ruptura entre el pensamiento musical tradicional y
los aspectos más modernos de la música contemporánea?
ML: Yo estoy de acuerdo con lo que proclamaba Arnold Schönberg: "lo moderno es
la solución lógica a los problemas heredados del pasado".
Como en la ciencia, el pensamiento musical evoluciona lentamente y
lógicamente. Lo que podemos imaginar en este momento es el resultado de
toda la experimentación que ocurre antes que nosotros entramos a escena.
Nada más Dios pudo crear en un vacío. Nosotros los humanos, tomamos como
punto de partida donde otros han llegado.
MG: ¿El músico debe estar al día en cuanto a los conocimientos de su época?
ML: El ser músico no es licencia para ser ignorante. Desgraciadamente, el
sistema escolar de hoy en día nos fuerza a especializarse desde muy
temprano. Para madurar como artista uno tiene que crecer en varias
dimensiones. En éstos días el músico tiene que superar muchos problemas
técnicos y también tiene que estar al tanto de todos los rápidos cambios
profesionales y sociales.
MG: ¿Qué autores reconoce como sus antecesores?
ML: Yo he tenido muchas influencias. Cuando empezé mi vida profesional en
México estuve muy influenciado por las ideas nacionalistas de los
compositores importantes de ése país, especialmente Carlos Chávez. Después
de estudiar un par de años con Rodolfo Halffter - un refugiado de la guerra
civil de España que había estudiado con Schönberg en Barcelona - empezé a
descubrir el modernismo. En efecto, los textos del compositor Argentino
Juan Carlos Paz que leí en México cuando era chico fueron muy importantes
para ayudarme a enteneder las obras de los dodecafonistas. Cuando me
trasladé a Nueva York empezé a estudiar con el compositor italiano Luciano
Berio. También trabajé un poco con Bruno Maderna en Tanglewood y Darius
Milhaud en Aspen.
Las ideas y el ejemplo de estos grandes músicos me ayudaron a superar el
nacionalismo estrecho que se practicaba en México. Me convertí en un
cosmopolita...
MG: ¿Qué autores del pasado son sus referentes, puede decirse que han sido ejemplos para Ud.?
ML: Es difícil decir en breve que compositores del pasado me interesan. Me
gusta mucho la música del compositor y poeta gótico Guillame de Machaut.
También la del renacentista Gesualdo. Admiro muchísimo las obras de Bach,
Haendel y Scarlatti (padre e hijo!). Y también las obras de Haydn y Mozart.
Las obras de Beethoven me han interesado mucho desde joven. Las obras de
Wagner y otros románticos también.
La estética impresionista de Debussy tuvo mucha infuencia en mis primeros
ensayos como compositor.
MG: ¿Quiénes son sus referentes del presente?
ML: Creo que la influencia de compositores como Berio es bastante evidente en
mi trabajo.
Lo que he tratado de hacer es evitar los extremos: el minimalismo o el
control total serialista. Siempre me ha gustado controlar los sonidos de la
música que escribo.
Tengo interés en procesos técincos del serialismo, pero no dejo que el
formalismo me robe la libertad artística.
MG: ¿Con qué nivel de popularidad cuenta su trabajo en USA y en el mundo en
general? ¿Hacia dónde cree Ud. que deben marchar los artistas para obtener
éxito?
Acerca de su relación con la audicencia: ¿qué respuesta obtiene del público
normalmente en sus conciertos? ¿En donde encuentra a su público?
¿Qué pasa a su entender con la música contemporánea y el público? ¿Acercar
la música contemporánea a un público masivo es únicamente responsabilidad
de los directores?
ML: He concentrado mis esfuerzos en crear obras artísticas de alta calidad
pensando que de ésta forma eventualmente encontrarán un público interesado.
En verdad, no podría afirmar que mis composiciones son populares. Sin
embargo, mis composiciones siempre han sido de interés a intérpretes
competentes. Y afortunadamente, siempre han sido recibidas calurosamente
por el público. Oyentes comentan generalmente que pueden apreciar
fácilmente la forma y el contenido de mis piezas. Y que mi música tiene
suficiente drama para atraer el interés del público general.
A través de mi carrera he recibido un buen número de encargos, subsidios y
becas para continuar mis labores artísticas. Pero esto no quiere decir que
mi música haya alcanzado un nivel alto de popularidad. Curiosamente, mi
música tampoco es muy aceptada en los círculos puramente académicos.
El gran filósofo español Ortega y Gasset tuvo mucha razón cuando declaró
que el arte moderno es básicamente anti-popular. No es como el arte del
siglo XIX que deseaba ser popular y comunicarse con el mayor número de
personas. O como el arte comercial favorecido por los medios de
comunicación tanto la radio como la televisión. El arte contemporáneo
demanda que el oyente (o el lector en caso de la literatura) llegue al
nivel adecuado para apreciarlo. Esto no es fácil. Demanda bastante
esfuerzo. No puede uno relacionarse a este arte en forma pasiva.
¿Adónde deben ir los artistas para tener éxito? Ya sé que es difícil ser
profeta en su propia tierra. Siempre es provechoso viajar y conocer otros
artistas, otros medios y otros públicos. Es imposible pronosticar que se va
a hacer popular o que va a gustar. El Canto Gregoriano fue ignorado por
siglos hasta que de repente, hace unos quince años se empezó a poner muy de
moda en ciertos círculos. La ajetreada vida moderna necesitaba
imediatamente un soporífico sonoro para relajar.
Hasta los monjes de Santo Domingo de Silas decidieron demandar a la
compañía disquera inglesa Angel para que reciban merecidas regalías de los
discos que habían grabado inocentemente sin esperar ninguna recompensa y
ningún éxito.
Lo mismo con la música de Vivaldi. Sus partituras estaban llenándose de
polvo en algunas bibliotecas hasta que después de la segunda guerra mundial
la radio descubrió que la música barroca italiana tenía un gran valor
comercial.
Sí, los intérpretes - tanto ejecutantes como directores - deben tomar la
iniciativa e introducir obras nuevas en sus conciertos. No es nada más
cuestión de que tocar siempre el mismo repertorio es un poco aburrido. Sino
que es importante descubrir nuevas obras para continuar desarrollandose
profesionalmente y musicalmente.
MG: ¿Cómo concilia usted su triple actividad de compositor, director y pianista?
ML: Siempre he pensado que el interpretar música y el componer música son dos
aspectos de la misma actividad. Son actividades complementarias.
El especializarse como intérprete o como compositor es una mala costumbre
que heredamos del siglo XIX.
Acúerdese que Beethoven tuvo que dejar de tocar en público por su sordera
prematura. Tuvo que aprovecharse de las habilidades de sus alumnos para
poder difundir su música. Así es como esta tendencia a dividir los
intérpretes de los compositores empieza.
Durante la era barroca, el compositor y el intérprete eran siempre la misma
persona. El intérprete tenía que saber improvisación para poder realizar el
bajo continuo. Lo mismo pasa ahora en el jazz o en la música popular. Creo
que es más saludable cuando el músico puede hacer las dos cosas:
interpretar algo que no es suyo y componer algo que refleja sus propios
valores.
El dirigir y el tocar también están muy relacionados. Mientras que el
director no necesita practicar horas y horas para mantener sus músculos en
forma, sí necesita desarollar un oído interno además de llegar a conocer a
todos los intrumentos de la orquesta.
MG: ¿Es fundamental para usted tal correspondencia intérprete-director-compositor?
ML: En mi caso, mi experiencia como intérprete informa mis composiciones. Y al
revés, mi experiencia como compositor es muy útil cuando trabajo como
intérprete.
La experiencia de dirigir puede proporcionar a cualquier músico una
perspectiva única. Liberado de la necesidad de crear cada detalle del
sonido, el director tiene la libertad de poder visualizar la totalidad de
la música. De ésta forma, el músico común puede trascender su perspectiva
local e incompleta para alcanzar una visión total y más verdadera.
MG: ¿Existen en su país orquestas dedicadas pura y exclusivamente a la difusión
de la música contemporánea, como es el caso de la orquesta del Ensamble
Rosario? ¿Cuáles? ¿Son privadas? ¿Reciben algún apoyo oficial?
ML: En los Estados Unidos las instituciones artísticas funcionan principalmente
gracias a la generosidad de individuos privados. Por lo general, el apoyo
oficial no supera más de la tercera parte del presupuesto de cualquier
institución. Al contrario de lo que sucede en Francia o Alemania, el
gobierno estadounidense no quiere tener mucho que ver con las artes. Por
ignorancia se sospecha que las artes son elitistas o inclusive hasta
antidemocráticas.
Las cosas han cambiado bastante en término de la difusión de música
moderna. Cada vez más las orquestas y otras instituciones importantes están
incluyendo un poco más de música de compositores vivos en sus programas
regulares. Pero en Estados Unidos, por lo general se programa compositores
locales. Muy poco de Latinoamerica.
Sin embargo, la necesidad de orquestas y ensambles dedicados exclusivamente
a tocar la música contemporánea sigue existiendo.
En 1980 yo fundé Consonancia Norte/Sur con el propósito de presentar obras
de compositores latinoamericanos para el público neoyorkino.
Increíblemente, hace 25 años, la música de compositores de Sudamérica era
ignorada por todas las organizaciones de conciertos. Esta situacion ha
cambiado un poco ya que últimamente el público de los Estados Unidos está
más interesado en conocer la cultura de Latinoamérica. Este cambio es quizá
el resultado de los cambios demográficos que están afectando al país.
Consonancia Norte/Sur mantiene sus actividades a través de subsidios
gubernamentales (especialmente del New York State Council on the Arts y del
New York City Department of Cultural Affairs). También tiene ayuda del
sindicato de músicos (Local 802 de la American Federation of Musicians).
También a veces tenemos ayuda de fundaciones como el Aaron Copland Found
for Music.
Pero la mayor parte del presupuesto de Consonancia Norte/Sur viene de
donativos de individuos que quieren ayudar nuestra causa.
Yo estoy muy orgulloso que con este ensamble he grabado ya 40 compact discs
y hemos tocado más de 800 diferentes obras de casi 250 compositores.
Entre los compositores argentinos que hemos programado a través de los años
destacan Alberto Williams, Juan Carlos Paz, Alberto Ginastera, Isabel
Aretz, Alicia Terzián, Alcides Lanza, César Vuksic y Sergio Fidemreizer.
El pasado 2 de mayo tuve la oportunidad de estrenar la pieza "Heliotropo"
de Marisol Gentile, como parte de un programa patrocinado por Consonancia
Norte/Sur.
MG: ¿Cómo es la enseñanza de piano y composición en su país? ¿Se dedica actualmente a la docencia?
ML: Sí. Desde que acabé mis estudios post-graduados en 1976 me he dedicado a la
docencia. Entre 1977 y 1986 fui profesor de música en Columbia University
en la ciudad de Nueva York.
En 1986 acepté un cargo como profesor de música y estudios latinoamericanos
en la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) en Albany, la capital del
estado. Albany queda 250 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York. Es
una ciudad pequeña pero con bastante actividad cultural especialmente
durante el verano.
En esta institución he desarrollado labor administrativa y también labor
pedagógica. Más que lecciones de piano o clases de composición, lo que me
ha interesado es dar clases a grupos grandes de estudiantes sobre
cuestiones de música en general.
He desarrollado cursos dedicados especialmente a la música latinoamericana.
En efecto, un curso muy popular que he ofrecido desde 1993 es Latin
American Music and Society. Desde hace cinco años he dado éste curso a
través del internet - lo que llaman "distance learning".
MG: Ahora me gustaría que finalice Ud. con algo que quiera resaltar.
ML: Quisiera agradecer al Ensamble Rosario por su invitación y por darme la
oportunidad de presentarme ante el público argentino, especialmente el
público de Rosario.
Será un gran honor y un gran placer visitar su ciudad y compartir algunos
momentos con su amable público.