En primer lugar querría señalar que la apertura de un museo dedicado al
arte contemporáneo es un hecho extraordinario (por lo poco frecuente y por
el sentido positivo de afirmación de la decisión política que le diera
origen). Méritos de las dos ultimas administraciones socialistas del
municipio (la actual y su predecesora) y del director del
Museo Castagnino, Fernando Farina.
Del cúmulo de decisiones y acuerdos para concretar esta empresa, quiero
detenerme en una cuestión en especial, la cual tuvo carácter fundacional
pero sobre la cual se insiste equivocadamente.
La idea de crear un museo en los silos Davis, nació asociada a la voluntad
de albergar allí una colección de arte contemporáneo. Se puede entender
dicha propuesta en un contexto de incertidumbre, donde la iniciativa
disputaba su lugar con muchas otras posibles para el mismo sitio, como
táctica de convencimiento a los poderes públicos responsables de la
decisión final, ahora bien, cuando se continúan realizando acciones con la
mirada puesta en la colección, se tiene que concluir que aquello no
solamente fue una cuestión estratégica sino que existe alguna línea
conceptual en ese sentido. En ese punto se nos presentan una serie de
preguntas para las que podemos ensayar algunas respuestas tratando de
colaborar en un debate necesario.
Para comenzar, guardar o atesorar no son tareas que a priori asociaríamos a
un centro de arte contemporáneo (se podrá decir que es esta una afirmación
ideológica, puntualicemos entonces las discrepancias ideológicas de la
propuesta).
Para ponerlo en pocas palabras las colecciones, la magnitud y la opulencia
de las mismas, están ligadas a la exaltación del poder. Sobre qué bases,
cuáles fueron los criterios para la selección de los artistas y de las
obras reunidas para la colección, no lo sabemos. Podemos suponer que ha
habido una voluntad de presentar un panorama lo más amplio posible de la
escena del arte argentino pero, existen innumerables "presentaciones" o
"visiones" del arte argentino. Lo que debería quedar claro son los puntos
de vista elegidos para aproximarnos a esa voluntad, sino esta aspiración
nos enfrenta acríticamente con los conceptos de "calidad" y de "valor" con
sus correspondientes mecanismos de legitimación. "Buenas obras" y "buenos
artistas" no son suficientes para presentar una visión del arte argentino
como posición independiente desde Rosario de Santa Fe, años de adquisición
e incorporación de obras mediante premios nacionales no ayudaron en lo mas
mínimo a conformar una mirada propia de nosotros mismos.
Podríamos finalmente, parafrasear a Sergio Raimondi: "Se puede construir un
museo sin patrimonio, nunca sin gente", y en el caso que nos ocupa, decir:
"Se puede construir un lugar para el arte contemporáneo con colección o sin
colección (no es relevante) a condición que explicitemos qué queremos o a
dónde vamos". De lo contrario, no habrá "presentación", ni "visión" ni
"montaje" que supere el contexto de desorientación y, en el mejor de los
casos, el nivel de la ocurrencia.
Mauro Machado
(
Artista y cuidador de hongos)