Otras notas relacionadas con este tema |
---|
Los que profesamos la fe católica oramos diciendo "
...perdona nuestras
ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden...". Esa oración,
que rezamos con fervor en la misa dominical - o diaria como la del
Teniente General Videla - es el Padre Nuestro, rica suma de "autor anónimo", de amor
cristiano. Cristo nos enseñó a poner la otra mejilla, perdonar las ofensas
de quienes nos ofenden. El amor cristiano supera a la vengativa
Ley del Talión, que escrita en caracteres cuneiformes está inscripta en el
Código de Hammurabi. El "
ojo por ojo, diente por diente" de los pueblos
(bárbaros) de la Mesopotamia mudó, con la nueva fe cristiana, al perdón y
el amor predicado por Jesucristo. Amor y perdón, sí aún por los que siendo
mis hermanos no piensen igual a mí. No es fácil ser cristiano.
Es tiempo de adviento. Hay arbolitos de navidad en las vidrieras y en las
plazas. Hay ventas record de electrodomésticos y en shoppings. No asoma sin
embargo en estas Navidades, el espíritu cristiano.
Parece ser esta la hora de una cristiandad algo posmoderna, sí posmoderno
ejercicio del derecho a ser militante de una minoría, y como personajes
posmodernos ejercemos nuestro derecho a defender nuestras ideas y condenar
a quien piensa o se expresa de forma diferente, y defenderla con ruido y
circo, también. Si Diógenes hubiera vivido en este mundo que
protagonizamos, en vez de su célebre "
no me quites el sol", habría formado
un grupo de defensores de los ciudadanos (o esclavos) con derecho a vivir
encerrados en toneles, y llevarían a la justicia su derecho a que el
monarca de turno no les quitara el sol.
Escenas de la vida posmoderna. Militantes católicos "defendiendo" la
catedral metropolitana de los que celebraban la fiesta del orgullo gay, y
que ahora celebran, me imagino, la clausura de la
blasfema muestra retrospectiva de León Ferrari en
el Centro Cultural Recoleta de la ciudad de Buenos Aires.
Claro que no todos los intolerantes cristianos recordamos a la hora de
juzgar al hermano que nos ofende, que perdonar es lo que nos manda esa
oración que repetimos cada hora, día o cada domingo.
Se clausuró (momentáneamente) la muestra de León Ferrari. No se inauguró
una muestra "también ofensiva" en la ciudad de Córdoba ...y la censura está
actuando del la manera más desgraciadamente conocida en nuestro lastimado
país: en forma preventiva, porque algo habrán echo estos artistas..., como
algo también hicieron treinta mil.
León Ferrari censurado. Mucha tinta derramada (en realidad tecleada) desde
que la muestra tuviera sus primeros opositores y Ferrari fuera condenado en
la hoguera por hereje. Crucificado como su Cristo pendiendo en el
Centro Cultural Recoleta y crucificamos a Cristo cada día, en cada acción. Sonríe Ferrari,
sonríe Galileo.
León Ferrari es un apóstata, lo suyo es una suerte de iconoclasia (del
griego, eikon, 'imagen'; kloein, 'romper'), voz que se refiere a quien está
en contra del uso de imágenes con fines religiosos. Pero él no está en
contra del uso de la imagen, es iconoclasta en cuanto a su obra es una
inteligente parodia de la iconoclasia. Leemos u oímos que este artista
tiene una "obsesión" por los íconos cristianos, pero Kuitca no está
"obsesionado" por colchones o el teatro, como los impresionistas no estaban
"obsesionados" con la naturaleza, o Degas con las bailarinas. Ferrari
centra su discurso en el icono y lo expresa, paradojal, a través de la
imagen religiosa.
Ya sucedió en el seno de la propia iglesia. En 726 y 730 la cristiandad
debate entre la condena o aceptación de las imágenes de culto. León III
promulga el decreto que las proscribe porque el icono está peligrosamente
cerca de la idolatría (¿No es eso mismo lo que nos dice esta retrospectiva,
al demostrar el poder que tiene una imagen?). La prohibición (la de
entonces, no la de ahora) se aplicó en el Conciliábulo de Hiereia, en el
754. La Reforma condenó la imagen nuevamente y en el Concilio de Trento
(1545-1563) se la celebra como instrumento de catequesis y conversión. Más
proscripciones. Index inquisitorial ¿Cuántas fueron las lecturas
proscritas? Muchas. Hoy esas obras prohibidas, porque eran ofensivas a la
conciencia del cristiano, son inocentes piezas de la literatura universal.
Como ciertas resultaron las peligrosas ideas de Galileo Galilei.
Hay que prohibir, es peligroso permitir que aún en forma de obra de arte,
alguien exprese sus ideas. Los cristianos no tenemos anticuerpos ni
criterio, nos tiene que defender del "mal" mamá Iglesia, los laicos
integrados en cruzada y ahora mamá ley. Debe ser debilucha nuestra fe. ¿No
bastaría con aconsejar a los cristianos que no acudan a la muestra?
Pasemos revista a la obras que ofendieron nuestra moral: "
Maja desnuda",
Goya; "Olympia", "Almuerzo Campestre" (con dos impropios desnudos), Manet;
"El origen del Mundo" (obsceno), Courbet, obras que "agraviaron" la moral
cristiana, como hoy ofende Ferrari. Pero esa ofensa ya pasó y hoy están
honrosamente exhibidas esas mismas obras en museos tan "
pecaminosos" y
oficiales como el Museo del Prado o el Museo de Orsay.
Capilla Sixtina. ¿Nos olvidamos acaso que el
Juicio Final de la Sixtina
estuvo a punto de ser picado, porque el genial artista florentino pintó
desnudos y más desnudos en su "insultante" fresco? Allí en la pared
posterior de la capilla particular del Papa, el florentino pintó un Cristo
enojadísimo que condena a media humanidad y la condena al infierno (ese en
el que según Ferrari no rigen los derechos humanos que la Iglesia predica
para este mundo) y hasta María teme en aquel Juicio al enojo de su hijo.
¡Ofensivo! ¡ Ultraje a la moral cristiana! ¡Que intervenga un juez! ¡Que
cierren la Sixtina, que la prohíban!... los santos, los condenados, los
mártires, María y Jesús incluido ...están "calatos", y calato es lo mismo que
decir desnudo. Qué difícil es ejercer la libertad, entonces como ahora. Y
ahora hacemos la cola y pagamos en Euros para ver esos desnudos que ya no
ofenden. Son un orgullo cristiano... y sin embargo hay más de uno que está
calato todavía.
Fernando Sabater en "El deber de elegir" habla de un "nuevo puritanismo",
otro liquen que se adhiere a la cultura posmoderna que consume de todo y
mucho, pero que al mismo tiempo brega para que el consumo tenga pocas
calorías. Cultura cool, como la que se ejerció en Córdoba donde la muestra
que podría "insultar" como la de Ferrari, ni siquiera se inauguró. La nueva
cultura se hace un lifting de viejas moralinas, y se estrenan moralinas
nuevas.
¿Es éste el mismo país? ¿Es ésta la misma gente? Estos laicos, tan pero tan
ofendidos por algo que sucede entre muros de un centro cultural y gritan
unos felinescos ¡Anatema! ¡Apostasía! frente a una muestra de arte y acuden
al juez ¿Son los mismos que encienden cada noche su televisor para ver en
familia a una familia en la que una de las actrices es un hombre
travestido? Florencia, (que no es lo mismo que florentino) mi respeto a tu
identidad y a tu derecho a ejercer tu género como lo desees. Pero subrayo
nuestro derecho a señalar que si se cacarea por la muestra de Ferrari, se
cacaree en cada nido, no sólo en uno, cacareen también en los nidos que dan
rating y que están en casa, en nuestra mamá TV.
"
Cristo Crucificado en un Garaje" de
Antonio Berni se expuso en el
Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), también un claustro nacional (pagado con
los impuestos de los ciudadanos), como también fue pagado con los mismos
impuestos el envío de estas mismas obras (una parte) de Ferrari a la
exposición de arte argentino contemporáneo en Arizona bajo el nombre de
"Cantos Paralelos", en 1999. Nadie entonces dijo nada.
Prohibiciones. Instituto Di Tella, uno de los pilares de la plástica
argentina contemporánea, clausurado en 1968 por el poder militar de turno,
porque la obra de Eduardo Plate "El baño" resultó ofensiva... como la de
León Ferrari, como la de Córdoba, como la de Mónica Castagnotto en el también
oportunamente vapuleado Museo Castagnino de Rosario.
Pero hoy, pasado aquel "mal gusto" de la muestra "ofensiva" de Plate,
creemos que el Di Tella fue un momento de excepción en la cultura de los
argentinos, como de excepción las pinturas de Pettoruti, que ponía vidrios
a sus obras porque el público se las escupía. Entonces no intervino un
juez... Hoy son patrimonio nacional y ya no ofenden como ayer, pero recordemos
que la primera muestra del introductor del cubismo en Argentina terminó en
la calle, con contusos y comisaría, también.
En su "
Evangelio según Jesucristo", José Saramago imagina a su Cristo
reflexionando porqué habrá una legión de mártires que sufrirán tormentos
por seguirlo, y otra legión de mártires quemados en la hoguera o torturados
por la Santa Inquisición por no seguirlo. Ese Cristo del evangelio apócrifo
se preguntaba porqué. León Ferrari, también.
A los católicos que condenan la ofensa de este artista (y de los otros
censurados antes de inaugurar) habría que pedirles desde un púlpito virtual
que ejerciten el amor de los cristianos. Si se sienten ofendidos, perdonen
sus ofensas, como un cristiano perdona al que lo ofende. Tal vez no se
trate sólo de un asunto de fe y de ofensas, sino un ejercicio de poder.
Sabater lo explica desde mamá filosofía, esto no sucede sólo aquí -
recordemos el puritanismo que llevó a George W. Bush a un nuevo ejercicio del
poder - estrenamos ética posmoderna
(el ocaso del deber que subraya Lipovestzky) y el surgimiento de nuevos deberes, entre ellos prohibir,
desde las calorías hasta lo que "ofende al pudor" (sic).