Objetos | |
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Objetos para pensar
Entramos a la sala de las obras de arte que dejan de ser objeto para mirar,
son objetos para pensar.
Marcel Duchamp, "Rueda de Bicicleta", (Museo de Philadelfia), 1913.
El francés impulsa un giro de 180ª (¿Una Revolución Copernicana?) a la
historia de las artes. Precedente de Dadá, Duchamp crea lo que
Gerard Wajcman denominó "el objeto del siglo". Ya no basta preguntar lo
dice? O si me dice o no me dice, la pregunta pertinente sería es o no es
una obra de arte? Por cierto lo es. Lo que debemos hacer es dejar el metro
y medir con otra vara, mudar nuestro criterio de la identidad de una obra
de arte. Heredamos el criterio eurocentrista de obra de arte (pintura,
escultura, dibujo, grabado) y desde entonces usamos ese metro para medirlo
todo, lo que no se puede medir con esa vara, no es arte. Desde que las
Bellas Artes se llamaron Bellas Artes, el criterio de arte se centró en lo
que la Europa ilustrada determinó que lo era. Claro, la rueda no es una
escultura, ni es representación más o menos fidedigna de una cosa, es
presentación. Padre de la instalación, aquella bicicleta deja atrás
500 años de historia y marca uno de los hitos más significativos del arte
del siglo XX. La misma rueda se podía reproducir, como cualquiera de sus
"ready made" ,de hecho, perdida la original, la que está hoy en
Philadelphia es la 3º versión. Se ha perdido lo que W. Benjamin denominó el
"aura" del original, otro hito.
Junto a la "Rueda de Bicicleta" está "Fuente" el urinario que en 1917
Duchamp presenta en el
Salón de la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York.
Es otro "objeto encontrado", otro hito porque introduce el
debate sobre los límites éticos del arte y juega a pisar la delgada línea
que separa lo privado de lo público, lo que debe mostrarse de lo que debe
ocultarse.
Objetos que no son objetos
Vemos en esta sala dos hitos de Lazlo Moholy Nagy, producidos en la Bauhaus
(Alemania 1919/1933). Uno es un "modulador de luz" 1921-30, una
maquinaria que proyecta luces que cambia el concepto de lo que hasta ahora
creíamos era una obra de arte: un objeto. El modulador proyecta luces, y la
obra es la luz. La obra de arte perdió su materialidad ¿Qué hubiera dicho
Platón de estas imágenes proyectadas que nos remiten a su
Mito de la Caverna? El argentino Julio Le Parc (Groupe de Recherche d'Art Visuel, GRAV),
como Tingely y todo un cuerpo de artistas cinéticos, desarrolló
las posibilidades estéticas de la luz, el agua, el movimiento. La obra
puede no ser objeto, se subraya lo visual del arte visual.
Moholy Nagy marca otro hito: "pinta" una pintura por teléfono. De un lado
en un aparato telefónico, con una cartilla de colores y una cuadrícula,
dicta el color de cada punto de una coordenada a quien está del otro lado
de la línea, con la misma cuadrícula e idéntica cartilla. Como si se
tratara de los píxeles de una imagen digital, el profesor del curso
preliminar indica qué color, tono, valor y saturación va en cada una de las
celdas. La pintura se compone en el otro extremo de la línea, no es
necesario que el artista esté frente a la obra, tampoco que la ejecute: la
obra en este caso es información. Anticipo del arte electrónico, en
el que la obra es solamente un código binario. Otro hito que cambia la
identidad de la obra de arte.